Pequeñas heridas
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Tipos de heridas
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En general, para simplificar, habría que diferenciar entre heridas limpias, que son aquellas en las que se observa claramente si hay o no cuerpos extraños o restos del material agresivo, y heridas sucias, donde colocaríamos el resto, las más grandes, profundas o largas y en las que no se ve del todo si ha quedado una piedrecita dentro de la herida o no se sabe dónde se acaba, y a veces, se puede ver un trozo de carne muy pero que muy magullado. Herida incisa: Es lo que normalmente se conoce con el nombre de corte, y se caracteriza por la separación nítida de los bordes. Es la típica herida producida por una navaja, un cristal roto o el borde de una lata. Estas heridas acostumbran a producir hemorragias, porque el objeto que penetra en la piel abre los vasos sanguíneos que encuentra. Uno de los problemas que pueden presentar estas heridas es que pueden afectar a otras estructuras aparte de la piel, como los tendones, los músculos o los nervios. La segunda categoría de heridas son las producidas por objetos puntiagudos, es decir, las heridas penetrantes. Éstas son las que no se acaban de ver bien del todo, porque desde el exterior pueden parecer mucho más pequeñas que la profundidad de la herida. Pueden ser especialmente peligrosas según la zona donde se produzcan, como el tórax o el abdomen, porque pueden lesionar importantes órganos internos, como el corazón, el intestino, el hígado, etc. Las heridas contusas son las que se producen por el impacto de un objeto no afilado sino romo o despuntado. La herida tiene bordes irregulares, es poco profunda y acostumbra a comportar destrucción de parte de la piel. También cabe destacar las heridas que son incisocontusas, es decir, las que tienen un poco de cada. |